
Soy mujer.
Y me considero femenina. Disfruto de mi feminidad porque tiene muchas cosas buenas y he decidido hacerlo porque me gusta, no porque se lo deba a nadie.
Me gusta verme guapa cuando me miro en el espejo; me encanta cuidarme con cremas y aceites; puedo tirarme un buen rato arreglándome el pelo; cuando me apetece, me maquillo; me depilo; me apasiona ir de compras y hacerme la manicura me parece un planazo.
Soy mujer.
Y también soy feminista. Porque si ser feminista es creer en la igualdad de género, ¿cómo no voy a defender que los hombres y las mujeres tengamos los mismos derechos?
Y no entiendo a quienes dicen que eres más feminista cuantos más pelos tengas en las axilas. O que la idea de la depilación es culpa del patriarcado. ¿Y si lo hago para gustarme a mí? Tampoco creo que seas más feminista por criticar a los hombres, así en general, como si todos fueran iguales.
Puedo ser, y soy, femenina y feminista. Porque no son excluyentes, son compatibles.
Paula Pastor.