El miedo llama a mi puerta
y yo le abro
otra vez más.

Se acerca a mí,
me golpea la espalda y me susurra al oído que ha vuelto.
No le echaba de menos.
Quizá porque nunca ha llegado a irse del todo.
Siempre ha estado en mí.
atormentándome,
frenando cada avance,
impidiendo que cumpla mis sueños.
Podría irse por donde ha venido.
Podría irse del todo
y no volver.
Porque aunque me haga creer que sí, no le necesito.
Puedo ser sin él.
Es más, soy más yo sin él.
Paula Pastor