No hay luz al final del túnel,
la pescadilla se muerde la cola y yo sigo aquí,
igual que siempre.
Dando pasos en falso,
caminando con los ojos tapados.

La vida sigue como las cosas que no tienen mucho sentido
y precisamente esto no tiene sentido alguno.
Los veo crecer, cambiar, vivir.
Desde la misma posición,
paralizada por un miedo irracional que se hace cada vez más grande.
Creo que allí fuera las cosas siguen su curso.
Y digo ‘creo’ porque algo me ciega y no puedo verlo.
Encerrada en mí,
pienso qué habría sido de aquella niña sin ti.
Todo sería diferente si no hubieras aparecido para robarme la adolescencia y parte de la juventud.
Quizá habría reído de más
O llorado de menos.
No sé. No sé qué habría sido de mi
ni quién sería yo ahora,
pero no sería la misma persona.
Y en cierto modo,
a veces doy gracias,
y te doy las gracias,
a pesar del daño causado,
por haberme hecho ser quien soy.
Paula Pastor.