
No debería sentir celos de tus musas. Lo sé.
Pero al fin y al cabo,
para ti, la poesía sin ellas no sería;
y sin embargo,
para ti, sin mí la poesía sigue siendo.
Me sé de sobra lo de que escribes a alguien que no conoces
y que
probablemente, ni si quiera existe.
Y eso de que la felicidad no depende de nadie.
Pero qué bonito sería que algún día me dijeras:
«Eres el peor de todos mis versos.
Y el mejor de los besos que aún no he dado.»
Paula Pastor.